Plaza de la Encarnación. Sevilla

Concurso Internacional de Ideas


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Memoria

Ficha técnica

El devenir histórico de esta porción de la ciudad había legado un extraordinario vacío urbano, sólo pendiente de ocuparse por un mercado que entendíamos provisional. Un hueco de estas dimensiones debería ser un regalo a preservar y al que dotar de las condiciones de habitabilidad y funcionalidad que le permitieran ser soporte de actividades ciudadanas. Así, la propuesta arquitectónica eludía la inserción de nuevos objetos y se concentraba en crear ese interior urbano, ese salón tridimensional, al que resguardar del soleamiento excesivo en verano, al que calentar en invierno, al que dotar de instalaciones que permitieran enchufar distintas actividades cambiantes. El mercado tendría el carácter de un mueble de construcción ligera y desmontable, que se puede instalar sin permanencia, que puede ser retirado en cualquier momento para aumentar las dimensiones del salón colectivo. La arquitectura sería lo más ligera que la tecnología permitiera, velas solidificadas de GRC  y soportes periféricos en racimo, de esbeltos fustes, conformarían los límites del vacío urbano preservado y disponible. Un vacío donde la arquitectura quiere disolverse, para invitar al movimiento de las personas en libre actividad. Como en los cuadros de Bruegel.


La ciudad como medio ambiente