El nuevo edificio para la Sede de la Fundación CENTA, que se ubicará en los terrenos de la Planta Experimental de Carrión de los Céspedes, no ha de ser únicamente el contenedor de los espacios de trabajo de su personal y sus investigadores sino que, en consonancia con la proyección pública e institucional de la planta, tiene que constituirse en un lugar que invite al encuentro y al intercambio del conocimiento. Asimismo, su propia concepción arquitectónica ha de integrar de forma tanto real como figurada las referencias al mundo hídrico y al cuidado de la naturaleza, que constituye la razón de ser del la propia Fundación.

El aspecto general de la Planta, tanto en su visión lejana o aérea como para el visitante que la recorre tiene más que ver con un paisaje natural o con un parque que con un complejo industrial. A ello contribuyen las formas sinuosas de sus caminos y sus lagunas, el tratamiento natural de sus pavimentos y la abundante presencia de vegetación. La mejor manera de depositar allí un edificio es haciéndolo partícipe de esa geometría blanda, movida y adaptada a las curvas que trazan el complejo del CENTA. Más como una topografía modificada que como un objeto urbano allí depositado.